El tiempo no es un recurso que nos sobra en estos que son nuestros últimos días por estos lares, por eso esto llega con un par de semanas de retraso, lo sé, pero así termina nuestra cobertura de la décima edición de la Muestra.
Con películas extraordinarias como Luz Silenciosa, sorpresas agradabilísimas como Septiembres, sorpresas que no se deben repetir como la presentación de El Angel Azul en video, y bodrios infumables como Daisy Diamond, la Muestra crece.
Gracias al esfuerzo de Arturo Rodríguez y un grupo de personas que trabaja incansablemente y con recursos limitados, podemos contar con un evento cinematográfico de clase mundial. Que siga.
Barcelona [Un Mapa]
[Ventura Pons, 2007 | España]
El cine de Ventura Pons nunca ha sido demasiado de nuestro agrado, y esta película no hace mucho por cambiar esa apreciación.
Una pareja entrada en años va informando a cada uno de sus inquilinos –una maestra de francés, un guardia de seguridad con sueños frustrados de futbolista y una inmigrante argentina– que deben abandonar su casa lo más pronto posible. El señor es un enfermo terminal de cáncer, y desea pasar sus últimos días sólo junto a su esposa.
Estructurada en cinco actos formados por cinco conversaciones extendidas, este cine "conversacional" por llamarlo de alguna forma, donde la narrativa es empujada exclusivamente por el diálogo, ya lo hemos visto muchas veces, desde la obra maestra de Louis Malle My Dinner with Andre hasta las extraordinarias Before Sunrise y Before Sunset de Richard Linklater, pero mientras aquellas logran atraparnos, convirtiendo conversaciones del día a día en revelaciones que nos emocionan hasta el final, la presente nos pone a dormir con sus risibles arquetipos del "ser humano en todas sus variantes" con la gran ciudad como trasfondo, que cargan con la tarea de decir una idea absurda tras otra sin llegar a ningún lado.
Evidentemente basada en una obra de teatro, los esfuerzos de Ventura Pons por despojar la pieza de su teatralidad y sacarla de los confines de las tres paredes del escenario son en vano. Para ello se apoya de una serie interminable de flashbacks que distraen por su número excesivo y porque sólo reiteran innecesariamente lo que los personajes piensan o sienten, con los que pretende dotar de vida a una pieza que estuvo muerta desde su inicio.
Una ciudad tan fascinante como Barcelona nunca se había visto tan estática y aburrida.
Satanás
[Andrés Baiz, 2007 | Colombia]
De lo ridículo a lo sublime, porque esto sí es cine. Cine incendiario que nos emociona y nos deja literalmente temblando.
Basada en la historia real [que desconocíamos] de la infame masacre de Pozzetto, agradecemos haber ido en blanco. Esta es la clase de historias que lo mejor es ir sin ideas preconcebidas y dejarse llevar por ellas.
Con una maestría que nos deja boquiabiertos, Andrés Baiz utiliza el manido recurso de “TODOS ESTAMOS CONECTADOS!” que directores como González Iñárritu han utilizado hasta hartarnos, pero aquí se siente orgánico y absolutamente necesario. Estos personajes están conectados no por cosas absurdas como rifles regalados, sino por algo tan latente como el mal que todos llevamos dentro, esperando el empujoncito necesario para mostrar su cara más terrible.
Lo que más nos asusta y nos sacude de Satanás no es el hecho en sí que observamos desencadenarse paso a paso, inevitable hasta su cruenta ejecución, es ser testigos de forma tan fría y sin filtros de la auténtica cara del mal en su cotidianidad más pura. Ese que está a nuestro alrededor y del que no nos damos o no queremos darnos cuenta que existe.
Magistral.
XXY
[Lucía Puenzo, 2008 | Argentina]
Lucía Puenzo, directora y guionista de la presente, es hija de Luis Puenzo, ganador del Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1985 por la magnífica La Historia Oficial .
Su experiencia como escritora es evidente. La madurez presente en el guión [basado en un cuento escrito por su esposo] y en la puesta en escena son destacables. Puenzo confía en su audiencia, y a diferencia de otras películas que pudimos ver en estos días de cinefagia, no cae en el error de llegar a los excesos de Daisy Diamond y de Barcelona [Un Mapa], y querer darnos con cucharita lo que piensa de estos personajes y forzar nuestra reacción ante ellos.
Con un tema que fácilmente pudo prestarse para efectismos baratos, Puenzo elige una economía narrativa que nos impresiona, desde la austera fotografía, hasta las brillantes interpretaciones que consigue de su elenco, comenzando por Ricardo Darín, el mejor actor latinoamericano de la actualidad, y destacándose especialmente las de Martín Piroyansky e Inés Efron, dos jóvenes en pleno despertar sexual que irán descubriendo juntos esa etapa en la que nuestras elecciones determinan en quiénes nos convertiremos.
¿Por qué si nuestra riqueza como seres humanos está dada porque cada uno de nosotros es único e inigualable se nos hace tan difícil aceptar aquello que es diferente?
Esperamos grandes cosas de Lucía Puenzo.
Perro Come Perro
[Carlos Moreno, 2008 | Colombia]
Con todos, absolutamente todos los tics de un primer director presentes, la ópera prima de Carlos Moreno es un esfuerzo admirable pero fallido.
No entiendo cuál es la fijación que tienen muchos de nuestros directores nóveles latinoamericanos con parecerse a Tarantino –por admisión propia y a mucha honra el rey de las imitaciones, homenajes y robos descarados– quien sin proponérselo, ha creado toda una escuela de imitadores y fanáticos obsesos con emularle.
Perro Come Perro nos recuerda en demasía a Pulp Fiction, pero sin una onza de su creatividad e ingenio. Un pastiche de ideas repetidas nunca se había sentido tan fresco como en ese entonces, y sus imitadores deberían ya de dejar de intentar repetirlo. Recuerdo que su título en español fue Tiempos Violentos, y ese fácilmente podría ser el título de la presente.
Con un par de ideas interesantes en su desarrollo, pero que se ven opacadas por un guión que paulatinamente cae en lo absurdo, obviamente necesitado de un par de borradores más, y un grupo de actuaciones que van desde lo demasiado controlado a lo ridículamente telenovelezco, Perro Come Perro es colección de buenas intenciones que no llega a mucho.
Eso sí, ya quisiéramos nosotros contar con directores de la ambición de Carlos Moreno entre los nuestros.
Al Otro Lado
[Fatih Akin, 2007 | Alemania]
Hace 4 años, el director alemán de origen turco Fatih Akin sorprendió al mundo con su extraordinaria Contra la Pared. Según ha contado, Al Otro Lado es la segunda entrada de una trilogía de la que Contra la Pared fue el inicio.
Tanto en aquella como en la presente, Akin continúa con su deseo de establecer una relación entre sus dos tierras, Alemania y Turquía, y el resultado, al igual que en Contra la Pared, es magnífico.
De igual forma que Baiz en Satanás y a diferencia de directores como González Iñárritu, Fatih Akin no utiliza la técnica de estructura fragmentada y personajes entrelazados para crear momentos revelatorios sorprendentes, en los que en situaciones que desafían la lógica, los personajes o nosotros como audiencia descubrimos su interconexión. No. El interés de Akin no es tan efectista o simplista, lo suyo es que él como director y nosotros como audiencia encontremos las paradojas existentes en esas conexiones y hasta nos riamos de ellas. Desde la forma en que la muerte divide a unos y une a otros, y cómo padres e hijos se separan para luego terminar en los mismos lugares buscando las mismas cosas.
Visualmente exquisita y con un conjunto de actuaciones antológicas, lideradas por esa Hanna Schygulla, musa de Fassbinder, padre del cine moderno alemán y por el que Akin siente una evidente gran admiración.
4 Minutos
[ Chris Kraus, 2007 | Alemania]
Otra vez, el asunto no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.
Por enésima ocasión, nos encontramos con la historia del maestro que llega a transformar al alumno rebelde.
En 4 Minutos, la escuela es una prisión para mujeres, el alumno es una presidiaria prodigio del piano, quien por sus problemas de temperamento y su actitud hacia la vida nunca ha alcanzado el potencial de su enorme talento, y el maestro es una anciana instructora de piano con un pasado oscuro.
Predecible y algo convencional, pero esos últimos 4 minutos que son un crescendo imparable, donde la alumna testaruda por fin cede, se despoja de su armadura y deja que su inconmensurable talento estalle ante todos, son los 4 minutos más arrebatantes que hemos visto en muchísimo tiempo.
Todavía estoy buscando la pieza que Jenny toca al final. Si alguien me quiere ayudar…