Los culpables.
El Señor Michael Bay, hackteur extraordinaire y perpetrador de películas como Pearl Harbor, Armageddon, The Island y la presente, es reconocido por una técnica que él mismo ha denominado muy apropiadamente como “Fucking the Frame.”
Los que alguna vez hayan visto una película suya inmediatamente sabrán a lo que se refiere con esa expresión, la cual consiste en atiborrar la pantalla de efectos especiales y explosiones, generalmente acompañadas por uno o varios rostros que, sudorosos y contemplativos, las admiran en cámara lenta en tomas de 360 grados. Todo esto con un acompañamiento musical tan solemne que no nos deja dudas de que estamos viendo algo verdaderamente importante y trascendental.
Cuando se trata de películas como Transformers: Revenge of the Fallen, tratar de analizar los temas expuestos por el director y proyectarlos hacia su persona es un ejercicio futil, pero en este caso es imposible no hacerlo. Hacer una película es una aventura tan complicada, tan personal, y el resultado tan reflectivo de quien la crea, que separ la obra del creador también es imposible.
Más que cualquier otra película de su infame obra, Transformers: Revenge of the Fallen desnuda totalmente a Michael Bay y nos deja muy claro quién es como individuo - desde su visión del mundo, sus preferencias políticas, sus ideas sobre la mujer y las minorías, sus habilidades como realizador, y sobre todo, el que cree es el coeficiente intelectual promedio del público al que dirige sus películas.
Los guionistas Roberto Orci y Alex Kurtzman hablan de que, a ley de semanas de iniciar la huelga de escritores de hace un año, Michael Bay los encerró en un cuarto de hotel durante un mes para que escribieran el guión de esta película, y viendo el resultado de su trabajo, no nos queda otra cosa que preguntarnos exactamente qué hicieron durante todo ese mes.
El 90% de Transformers: Revenge of the Fallen es la definición misma de la palabra relleno – una mezcla de personajes nuevos y conocidos tan insípidos como los “gags” con los que les toca ridiculizarse en pantalla, situaciones tan risibles como la existencia de un “cielo” al que los Transformers idos a destiempo van a morar y el que algunos humanos visitan para recibir lecciones de vida de última hora, robots con testículos, robots viejos con barba y bastón, y otros tintes de “humor” que sólo sirven para demostrar el carácter de la mente detrás de ellos.
Porque peor que una película mala o mediocre -cosa en la que el senor Bay tiene experiencia de sobra- es una película mala o mediocre con una idelogía podrida, llena de ideas tan asqueantes como ofensivas que lamentablemente parecen pasar de largo por las cabezas de una audiencia que se traga todo lo que Bay les pone en el plato sin pensarlo dos veces : desde el más ridículo pro-militarismo barato, racismo [los robots mellizos deben tener al Dr. Luther King revolcándose en su tumba], e iguales dosis de sexismo, homofobia, y objetivización de la mujer... ¡A reir todos!
Es curioso que esta película y Star Trek fueran escritas por el mismo equipo de guionistas. Ambas comparten un par de similitudes: un villano terrible y una historia repleta de huecos argumentales que no aguantaría el escrutinio más simple. Pero hay una enorme diferencia entre ambas: dicen que los buenos guiones podrían dirigirse hasta sólos, pero los malos necesitan contar con la mano de un director que sepa sortear sus deficiencias, y Star Trek logra superar con resonante éxito todas esas limitaciones porque cuenta con un director que conoce la importancia de balancear acción con character development, y el resultado es una película veraniega excepcional.
Durante el período de promoción de esta película, Michael Bay hablaba de lo felíz que se sentía de que para esta entrega contaba con mayor “libertad artística” que en la primera, la que aunque disfrutamos con reservas, ahora parece una obra maestra en comparación. Esta mentada libertad artística trae como resultado mostrar sin filtros la “sensibilidad artística” de su creador, la cual incluye melodrama del peor tipo, humor basado en estereotipos, fetichismo militar y labios de silicón.
Cuando John Turturro, a quien esperamos que el cheque que cobró por hacer el ridículo le alcance por un tiempo, demanda al mentado robot con bastón y barba que no alargue su historia, que se limite a contar "Beginning, middle, end! Cut the crap!" nos reíamos sólos al pensar que esto se podría tratar de alguna meta-broma dadaísta [le estamos dando demasiado crédito a Bay], o si los mismos personajes ya rogaban igual que nosotros que la tortura de presenciar esta película terminara lo más pronto posible.
Recuerdo cuando en mis clases de economía los profesores hablaban de la teoría de Milton Friedman, de que a pesar de la mano interventora del hombre, los mercados tienden a corregirse a sí mismos. General Motors, obviamente principal patrocinador de Transformers, es la víctima más reciente de esa autocorrección del mercado, y un reflejo de todo lo malo que representan tanto ella como empresa como Transformers de algunos aspectos de la cultura norteamericana – el gusto por el derroche, lo agrandado y poco funcional, lo estridente y vacío. Pero como los mercados tarde o temprano deben corregirse a sí mismos, Hollywood y este tipo de cine también tendrán que hacerlo.
Se acabaron las excusas de siempre de que “es una película de verano para hacer dinero”, películas como The Dark Knight, Star Trek y todas las de Pixar han demostrado que se puede reunir lo mejor de ambos mundos sin sacrificar excelencia por recaudar más o menos dinero.
Transformers: Revenge of the Fallen no es sólo absurda, es irritantemente absurda, escandalosa, estúpida, hueca, y la representación en unos interminables 150 minutos de lo peor de Hollywood como industria.
Afortunadamente en estos días contamos con el Cinema al Aire Libre en Montjuïc y el inminente estreno de Up y Public Enemies para quitarnos este sabor a podrido de la boca.
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10 comments:
¡Es verdad! Peor que una película mala es una película mala con una ideología de mierda. Incluso una ideología detestable podría salvarse (al menos dentro de la pantalla) con ideas, buena forma y sin menoscabar la inteligencia del espectador. Pero no es el caso de este tipo Bay, que representa lo peor de la industria de Hollywood, por donde se lo mire.
Muy bueno el post.
Saludos.
Cuando vi el panita en el cielo me dio con reirme, pero me reia de los estupido de la escena, tuvieron que taparme la boca (literalmente).
Menos mal que no la he visto. Ví la primera parte en casa y la disfrute mucho, pues revivió mi época infantil, esa sorpresa de ver de manera "tal real" esos dibujos animados que tanto quería.
Por cierto, leyendo el post me llama la atención tu referencia sobre economía por el nombre de Milton Friedman. Estoy leyendo un libro que quizás te interese y donde se critica los preceptos de Friedman. Se llama La Doctrina el Shock, de la periodista canadiense Noemi Klein (la misma autora de No Logo).
Abrazos
Bueno verte por aquí de nuevo, Hernán! Tu mera presencia eleva la clase de este blog, heh.
No sé si te fijaste, pero Bay deja clarísima -entre otras cosas- su opinión sobre la milicia y el actual Presidente norteamericano y sus colaboradores. En la primera película, el Presidente [interpretado por el ULTRA derechista Jon Voight que llamó el otro día a Obama "falso profeta"] apoya a los Transformers abiertamente e inclusive se involucra en la lucha mano a mano junto a los militares, ahora en esta segunda presenta a Obama como un cobarde que sale corriendo a esconderse a su bunker al primer signo de conflicto, sus colaboradores menosprecian a los Transformers y a los pobres militares, que al final terminan haciendo lo que les da la gana y utilizan al enviado del Presidente cobarde como objeto de burla.
Esta glamurización y fetichismo de la vida militar y el combate es uno de los mensajes más asqueantes de esta y de casi todas las películas de Michael Bay.
Hay mucha tela por donde cortar con esta película!
Wholio, ha tenido éxito la película allá?
Argénida, yo también disfrute la primera más de lo que quisiera admitir, pero para ésta Michael Bay tomó todo lo malo de la anterior y lo triplicó.
Gracias por la recomendación!
Ah, y algo bueno debía salir de este desastre. Al parecer esta humilde reseña ha llamado bastante la atención, porque hoy se rompió el record de visitas a este blog, llegando a un poco más de 3,000 en un sólo día, y casi todas han llegado directamente a este post.
Gracias, Señor Bay!
¿Sabías qué pasa cuando hay tan pocas ofertas de sana diversión nocturna en Santo Domingo? Va una a ver esta película para "divertirse". Nunca había salido con mayor truño de una sala de cine. Al salir de la misma me dolían los brazos, de tanto tenerlos cruzados. Y esa es una historia verídica.
¿Sabías que Michael Bay se va a morir de testiculitis?
¿Y sabías que si le preguntas al hackteur si la referencia turturriana fue una "meta-joke", él te dirá "Yeah, my audience loves that kind of joke!" sin el más mínimo atisbo de ironía?
(Rab reproduce su remix del BaleOut y se lo dedica a Michael Bay)
si, tu sabe como e.
Hola
Estuve visitando tu Blog y está excelente, permíteme felicitarte.
Sería un gusto contar con tu blog en mi directorio y estoy segura que para mis visitas será de mucho interés.
Si lo deseas no dudes en escribirme a jackelinesilvajauregui@hotmail.com
Exitos con tu blog.
Un beso
Jackie
La vida es esto. Prestémosle atención a los
detalles. Al calorcito humeante del pis, a sacar la basura, a viajar apretados
en colectivo. Si no disfrutamos eso, ¿qué nos queda?
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