Como Expiación no era suficiente, esa frase sacada de una novela de Corín Tellado [y que tan bien va con a la foto de arriba] es el título en español que pusieron a Atonement, una de las mejores películas del 2007 o cualquier año, que POR FIN se estrenaría en Santo Domingo hace dos semanas. Lamentablemente, me acabo de enterar que su estreno comercial no ha sido postpuesto, sino descartado por completo, y su presencia en salas dominicanas se limitó a una exhibición que pasó sin pena ni gloria por la Cinemateca Dominicana.
Una verdadera pena que nuestros distribuidores confíen en la estupidez del público que acude en masa a ver basofia como Meet Dave -que como dicen los anuncios en la prensa, se encuentra en su ¡SEGUNDA GRAN SEMANA!- y no en dar la oportunidad a cine como Atonement de encontrar su audiencia. Lástima.
Aunque la escena del desembarque en Dunkerque es la más comentada, vean lo siguiente. En un tiempo en que nos encontramos con tantas películas que parecen obras de teatro filmadas, Joe Wright es uno de los pocos directores que parece recordar que el cine es un medio eminentemente visual, y su cine lo refleja.
El aria de Puccini, acompañando la cámara errante que fotografía de forma tan etérea a Keira Knightley, convirtiendo en un verdadero ritual íntimo ese momento en que se cambia a su ya célebre vestido verde; todo esto mientras el elemento que cambiará la vida de ella y de Robbie para siempre va tomando forma, hacen de esta mi escena favorita de toda la película:
Mi reseña de Atonement.
