No art form passes our conscience in the way film does, and goes directly to our feelings, deep down into the dark rooms of our souls -- Ingmar Bergman.
Juno es el prototipo de la comedia independiente hipster y cooler-than-thou que tanto abunda últimamente en el cine norteamericano, con sus personajes caricaturescos y la obligatoria musiquita indie.
A diferencia de otras películas llenas de personajes y situaciones quirky, Juno pretende desarrollarse en el mundo real. De este punto es de donde parten mis problemas con la película. Muy poco de lo que sucede aquí se asemeja a lo que ocurre en el mundo real.
Para evitar incoherencias como esa, Wes Anderson, el mejor exponente de este tipo de cine, ubica sus historias en realidades exaltadas, donde las excentricidades de sus personajes son completamente normales, como en la brillante The Royal Tenenbaums.
Juno es una mezcolanza de Enid de Ghost World y Daria. Es inteligente, cínica y una máquina de frases para colocar en un t-shirt.
“I’m already pregnant, what other kind of shenanigans could I get into?”
Aunque la película trata un tema serio como el embarazo durante la adolescencia, la forma en que sus personajes toman la situación es cualquier cosa menos seria. Se sabe que es una comedia, pero todas las películas deben seguir una lógica interna, sobre todo una que se ha hecho tan célebre por su guión, escrito por una stripper metida a guionista llamada Diablo Cody [su nombre artístico, claro] que se ha hecho más famosa que la misma película.
Viendo Juno, cualquiera pensaría que tener un hijo a los 16 años es una bendición – tus padres lo aceptarán ciegamente sin reproches, tu vida en la escuela será completamente normal, la sociedad se solidarizará contigo, encontrarás al amor de tu vida, y encima no tendrás que hacerte responsable de nada, porque con una facilidad pasmante encontrarás los padres adoptivos ideales en la sección de clasificados del periódico.
El cambio de mentalidad de Juno tampoco me convence. El momento más importante de la historia [porque sin esa decisión simplemente no habría película] es manejado de manera complaciente y fácil. Es como si Diablo Cody pensara que para ese momento tendría a la audiencia tan metida en ese mundo, que aceptaría ciegamente que Juno decide no abortar simplemente porque le da pereza llenar un formulario, o que una manifestante afuera de la clínica de abortos le diga que su feto ya tiene uñas y puede arañarla. La historia nos presenta a Juno como una jovencita madura por encima de sus años, decidida y con una gran autoestima, lo que no concuerda con que su decisión de tener a su hijo se de por factores externos tan tontos y no por una convicción propia.
Detalles como ese separan a una buena película de una gran película.
El brillante elenco de actores es el verdadero acierto de esta película, no su guión. Su protagonista Ellen Page tiene una gracia y un comic timing -salvando distancias- de estrella cómica de los 30 como Carole Lombard o Lucille Ball.
Detrás de esa fachada de cinismo y sabelotodo, hay una niña vulnerable y asustada, y en los momentos donde se observa ese aspecto del personaje es donde Page brilla. Una de esas escenas es cuando Juno dice a su padre "I don't even know what kind of girl I am."
Le sigue Jennifer Garner, interpretando a Vanessa, la mujer que aparentemente tiene la vida perfecta y sólo le falta un hijo para completarla. Su esposo Jason Bateman es el hombre que abandonó sus sueños por una vida conformista. El personaje está ahí como para demostrarle a Juno en lo que generalmente terminan transformándose las personas como ella.
Vanessa es el único personaje que se siente como una persona real y no como una colección de manerismos y frases "inteligentes." Lo curioso es que el guión la presenta como el personaje con el que menos se debe simpatizar, una reprimida castrante que le ha robado sus sueños a su esposo. Personajes como Vanessa se supone que son el némesis de rebeldes como Juno. La actuación de Garner es la más sincera y orgánica de todas. Lástima que haya sido tan ignorada.
Como es de esperarse, al final cada quien recibirá lo que merece y todos serán felices, porque nada es más fácil y divertido que tener un hijo a los 16 años y darlo en adopción.
En un año con tanto cine de gran calidad, resulta decepcionante que una película como Juno sea nominada al Oscar.
Más aún considerando que otras como Sweeney Todd, 4 Months, 3 Weeks and 2 Days o Before The Devil Knows You’re Dead fueron ignoradas, y que este año hubo otras dos comedias sobre embarazos no deseados que son infinitamente mejores películas como Knocked Up y Waitress. Ni hablar del hecho que directores que verdaderamente presentaron en sus películas una visión de cine como Tim Burton y Sidney Lumet, fueron pasados por alto, mientras reconocen a Jason Reitman por una película que es básicamente un guión que se dirigió sólo.
Pero en fin, Juno es una comedia agradable, y que funciona como una especie de cápsula donde se captura una visión de la juventud actual que se podrá ver dentro de unos años con nostalgia. No más de ahí.
Nominada a cuatro premios Oscar – Mejor Película, Mejor Actríz, Mejor Director y Mejor Guión Original.
Al igual que Vanity Fair y su sesión fotográfica inspirada en Hitchcock, la revista del The New York Times tiene por costumbre para esta época del año hacer un portafolio especial con las caras más representativas del 2007 en el cine. Caras jóvenes [Ellen Page], caras no tan jóvenes [Hal Holbrook] y otras que están viviendo una segunda etapa de sus carreras [Julie Christie].
Casey Affleck - The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford
Este blog parece el Scorsese Times últimamente, pero en esta semana se está desarrollando el Festival de Berlín, la Berlinale, y uno de los estrenos más comentados y mejor recibidos ha sido Shine a Light, el documental sobre los Rolling Stones dirigido por Martin Scorsese .
Scorsese y su equipo de más de 20 cámaras capturaron la última actuación de su gira A Bigger Bang en el legendario Beacon Theater de Manhattan, y entre canciones Scorsese explorar lo que hay detrás de la leyenda.
Se estrenará en Estados Unidos el próximo 4 de Abril.
Aquí el trailer:
Aprovecho también para compartir nuevamente el performance en vivo definitivo de los Stones, la mejor banda de la historia del Rock!
A finales del siglo 19, se inauguró en París un teatro sumamente popular, llamado Le Théâtre du Grand-Guignol.
Los espectáculos que se representaban allí se caracterizaban por sus historias macabras y, sobre todo, por sus finales espectaculares donde la sangre corría a raudales. Grand Guignol se ha convertido en un adjetivo que se atribuye a obras de este tipo.
La historia de Sweeney Todd parece que fuera creada específicamente para ser presentada en ese lugar. Según las leyendas urbanas, la misma parte de hechos reales sucedidos en París a finales de 1890. Como sucede con este tipo de anécdotas, el paso de los años y el boca a boca fueron agregando detalles que la convirtieron en lo que se conoce hoy día.
Stephen Sondheim, uno de los compositores más reconocidos y autor de obras maestras como West Side Story, se basó en esta historia para crear uno de los musicales más famosos y emblemáticos de la historia de Broadway y el West End de Londres, inmortalizado por dos actores consagrados como Len Cariou y Angela Lansbury.
Luego de verlo en Londres en su época de estudiante, la obsesión de Tim Burton por el universo de Sweeney Todd comenzó. Tras numerosos intentos fallidos de otros directores de realizar la adaptación cinematográfica, incluyendo a Sam Mendes [American Beauty], aparece Burton, el director indicado, casi predestinado para adaptarlo a la pantalla.
La idea no puede ser más básica – Una figura de poder corrupta envía un hombre inocente a prisión para quedarse con su esposa e hija, y éste vuelve años después a cobrar venganza. A su regreso se encuentra con que su esposa se quitó la vida y el Juez que lo condenó ahora pretende casarse con su hija.
Lo que separa a Sweeney Todd de otras historias de venganza clásicas como, por citar el ejemplo por excelencia, El Conde de Montecristo, es un cinismo que raya en la misantropía, y un sentido del humor deliciosamente macabro.
Su modo de vengarse es reabriendo su barbería, donde practica cortando gargantas a diestra y siniestra, preparándose para el momento en que llegue la que más desea rebanar – la de ese Juez Turpin que arruinó su vida.
En los musicales se acepta que los personajes de repente comiencen a cantar o bailar cuando sus emociones son tan fuertes que la palabra hablada no basta. Esa característica puede decirse que es la única que Sweeney comparte con musicales recientes como Chicago, Moulin Rouge! o Hairspray. A diferencia de esas, la música de Sweeney Todd no es particularmente memorable -Stephen Sondheim prefiere la disonancia a las melodías armónicas- y no hay números llenos de luces y colores, con cientos de bailarines coreando las canciones. El único color que se asoma aquí es el rojo de la sangre.
El poder de la música de Sweeney está en lo que dice, no cómo lo dice, y Tim Burton apropiadamente coreografía esos momentos de la manera más económica y minimalista posible. Como en A Little Priest, quizás el número más reconocido de todo el show, donde Sweeney y Mrs. Lovett validan su idea de cocinar los cuerpos de sus víctimas, porque el mundo es un juego de “Man-Devouring-Man” y que ellos sólo se lo están tomando un poco más literal que los demás, mientras exaltan la pureza de un pastel relleno de Sacerdote por encima de uno de Abogado o Poeta.
A Little Priest:
Para su adaptación cinematográfica, Burton se hace acompañar de su actor fetiche Johnny Depp y de su esposa Helena Bonham-Carter. El casting de ambos despertó la ira de los puristas que dudaban que estos dos tuvieran las voces para poder interpretar dos papeles musicalmente tan complicados, que demandan voces de tenor y soprano. Si bien es cierto que sus voces no son de cantantes de Broadway, estas funcionan efectivamente en el contexto íntimo en que se desarrollan los números musicales. Ese tipo de canto operático que se estila en el escenario no se traduce bien en el cine, especialmente en una historia como esta.
Esta es la sexta colaboración de Tim Burton y Johnny Depp, y quizás sea la mejor de todas. En manos de otro actor, Sweeney Todd podría haber terminado siendo un personaje monótono, con una única expresión. Afortunadamente, Depp, uno de los actores más intuitivos, deja que sea su lenguaje corporal y sobre todo sus ojos hagan el trabajo.
Pretty Women:
Es una caracterización fascinante.
Su Sweeney Todd es un monstruo consumido por el dolor y el deseo de venganza, pero hay una gran fragilidad detrás esa mirada torturada. Cuando ve truncado su primer intento de acabar con la vida del hombre que arruinó la suya, termina de perder el poco juicio que le quedaba en Epiphany, la mejor escena musical de toda la película.
Epiphany:
Brillante Helena Bonham-Carter, que en contraste con su apariencia casi de cadáver, su voz delicada es la de una mujer frágil y dolida que sólo busca el cariño y atención de Todd, quien la ve sólo como un instrumento más para lograr su objetivo. Al igual que Johnny Depp, su actuación está evidentemente inspirada en el cine mudo de terror de Lon Chaney y las películas de monstruos de la Universal que a Burton tanto le fascinan y cita como sus mayores fuentes de inspiración.
Los demás, incluyendo a un Alan Rickman más siniestro que nunca como el Juez Turpin y Timothy Spall como su asistente, Sacha Baron Cohen como el estafador Adolfo Pirelli, y los jóvenes Jamie Campbell como el marinero que ayuda a Todd a escapar de prisión y Laura Michelle Kelly como su hija Johanna, forman un conjunto perfecto.
El Londres Victoriano de Sweeney Todd es decadente y estéril, y como es de esperarse en una película de Tim Burton, el diseño visual es impecable. Burton utiliza al legendario Dante Ferreti, uno de los mejor directores artísticos que existen y que trabajó incluso con Fellini, y su colaboradora de años Collen Attwood en el diseño del vestuario. El único momento optimista y donde el color aparece de forma exuberante es en la fantasía surreal de Mrs. Lovett By The Sea, en la que sueña con una vida nueva junto a Todd cerca del mar. La escena es exagerada e intencionalmente artificial en su diseño y concepción para demostrar que en un mundo como el que se presenta en esta película esas fantasías nunca se harán realidad.
By The Sea:
Pero el protagonista real de Sweeney Todd es Tim Burton. Su nombre ya es sinónimo de un estilo copiado constantemente. Son raros los casos en los que un material ya existente y las sensibilidades de un artista que no tuvo nada que ver con su concepción estén tan sincronizados.
Burton es un verdadero autor y aquí lo demuestra canalizando en este material sus temas y obsesiones de figuras paternas e individuos únicos y antisociales. El entusiasmo con el que deja que la sangre fluya y lo salpique todo es casi como observar a Jackson Pollock extasiado durante una de sus sesiones de pintura. Porque una historia como esta demanda que se corten gargantas y que cuerpos caigan estrepitosamente, y Burton no vacila en mostrarlo todo en detalle.
Not While I'm Around:
Aunque un par números han sido recortados y otros eliminados totalmente, todo es en beneficio de que la historia se mueva de manera trepidante de un momento musical a otro, de una erupción de sangre a otra, hasta llevarnos a la confrontación final, pesimista y terrorífica. Es un momento que horroriza, pero emociona y se queda con el espectador. No es sólo el enorme poder de esa imagen final tan contundente, es el haber visitado un mundo desolado y sombrío, donde la esperanza no existe y la única forma de impartir justicia es la venganza. No muy diferente del nuestro.
La visión nihilista del mundo y la condición humana presente en el material de Sondheim y traducido a la pantalla por Burton dan como resultado un trabajo pesimista y desgarrador, extraordinario.
Sweeney Todd representa la auténtica consagración de Burton como artista.
Nominada a 3 premios Oscar - Mejor Actor, Mejor Diseño de Vestuario y Mejor Dirección Artística.
Como es costumbre todos los años para esta fecha, la revista Vanity Fair lanza su Hollywood Edition. Con la ayuda de la célebre fotógrafa Annie Leibovitz crean unos spreads fotográficos bellísimos. El año pasado el tema fue el Film Noir, este año son las películas de Alfred Hitchcock.
La figura de Hitchcock es una de las más enigmáticas de la era dorada de Hollywood. Además de que es uno de los pocos directores que la gente común reconoce por su nombre y sabe de su trabajo. Sus películas han producido momentos y personajes inolvidables.
Para esta edición, Leibovitz y sus colaboradores recrean algunos de los mejores momentos del cine de Hitchcock con las figuras más destacadas del cine en el 2007. Incluídos en esta edición: Renee Zellweger, Seth Rogen, Charlize Theron, Naomi Watts, Emile Hirsch, James McAvoy, Marion Cotillard, Jodie Foster, Tang Wei, Josh Brolin, Casey Affleck, Eva Marie Saint [quien trabajó con Hitchcock en North by Northwest], Ben Foster, Omar Metwally, Julie Christie, Gwyneth Paltrow, Robert Downey Jr., Keira Knightley, Jennifer Jason Leigh, Scarlett Johansson and Javier Bardem.
Tang Wei, Josh Brolin, Casey Affleck, Eva Marie Saint, Ben Foster, Omar Metwally y Julie Christie en una de las películas de Hitchcock más underrated, Lifeboat:
Gwyneth Paltrow, quien al principio de su carrera fue comparada [sin razón] con Grace Kelly aquí está junto a Robert Downey Jr. haciendo de Grace Kelly y Cary Grant en To Catch a Thief:
Keira Knightley y Jennifer Jason Leigh como Joan Fontaine y Judith Anderson en una de mis favoritas y de la que escribí hace unos meses -- Rebecca:
Creo que esta es la mejor de todas, Scarlett Johannson y Javier Bardem como Grace Kelly y Jimmy Stewart en Rear Window:
Renée Zellweger intenta emular a Kim Novak en Vertigo:
Así es. El poder de la palabra es enorme, y Atonement es un testamento fehaciente de ello.
Joe Wright ya había demostrado su distintivo estilo visual con su excelente adaptación de Pride & Prejudice en el 2005, pero lo que ha hecho con Atonement es una verdadera revelación. Construída impecablemente en la tradición de melodramas del cine clásico inglés como Brief Encounter de David Lean o las obras de Michael Powell y Emeric Pressburger, cada elemento de esta película está predispuesto como una orquesta perfectamente afinada.
Lo realmente destacable de Atonement es la manera en que Wright desafía el esquema del romance épico de Doctor Zhivago, Out of Africa o The English Patient a las que tanto se parece a primera vista. A diferencia de esas, Atonement en su centro es una historia intimista al extremo, donde todo gira alrededor de un sólo evento tan aparentemente insignificante como el decir una mentira.
Lo que sí queda de ese arquetipo de cine es la idea de un amor tan fuerte que lo soporta todo y perdura para siempre.
Corren los años previos a la Segunda Guerra Mundial, y Briony Tallis vive junto a sus padres y su hermana Cecilia [Keira Knightley] en una casa de veraneo en la costa inglesa. Las dos han crecido junto al jardinero Robbie [James McAvoy], y ambas se sienten, de diferentes formas, atraídas hacia él.
Briony [Sairose Ronan, nominada al Oscar], es una niña precoz de 13 años que escribe obras de teatro y parece siempre estar molesta por el simple hecho de ser una niña. No puede esperar a crecer.
El guionista Christopher Hampton reveló a la audiencia del screening al que asistí que Joe Wright pidió a Dario Marianelli -compositor de la formidable banda sonora y también nominado al Oscar- que escribiera un “Concerto for Typewriter” para Briony. El uso del teclado de una máquina de escribir mezclado con la música tradicional nos recuerda que la mente de Briony es precisamente eso, una cabeza llena de ideas, constantemente maquinando.
La manera en que Joe Wright fotografía a Keira Knightley en la primera parte de la película convierte a Cecilia en una presencia casi etérea, totalmente idealizada. Knightley nunca se había visto más bella y da vida a Cecilia de forma exquisita, con el estilo y sofisticación de la burguesía inglesa que vivía en un mundo artificial y aparte, alejada de los horrores que estaban por llegar con la guerra. Esa visión idílica de la familia Tallis y del romance de verano de Cecilia y Robbie se va diluyendo según la historia avanza.
Una noche en la que se realiza una cena familiar, luego de ser testigo de una serie de eventos que malinterpreta, la mente de Briony comienza a crear conjeturas respecto a las intenciones de Robbie con Cecilia. Efecto de tantos sentimientos encontrados, su obsesión por el control y su deseo de proteger a su hermana, su imaginación la hace ver algo que realmente no sucedió y la empuja a decir una mentira.
Esa mentira y los hechos que desencadena son el punto de partida de esta historia.
Una novela como Atonement, donde la mayoría de los hechos son interiorizados, parecía casi imposible de adaptar. Joe Wright y Christopher Hampton supieron encontrar la forma perfecta de llevar la prosa de McEwan a la pantalla sin sacrificar su impacto emocional.
La novela tiene la particularidad de que los hechos previos a la mentira son presentados primero como fueron vistos por los ojos de Briony, y luego como realmente sucedieron, lo que gracias al brillante trabajo de edición se traduce cinematográficamente de forma efectiva.
Contada en tres etapas, la primera, mostrando la vida de la familia Tallis y el naciente romance entre Cecilia y Robbie, la segunda, donde vemos las consecuencias destructivas de la mentira de Briony tanto para ella como para Cecilia y Robbie, y la última, donde una Briony ya de 80 años se confiesa y habla sobre el tortuoso camino que ha sido tratar de expiar su culpa.
Porque Atonement significa literalmente en español Expiación, y tratar de librar esa gran culpa que la ha consumido por años es lo único que Briony ha hecho con su vida. Primero sirviendo como enfermera durante la Segunda Guerra Mundial a la que empujó a Robbie, y luego llevando ese sentimiento a lo que mejor hace: escribiendo. Su mayor talento es contar historias, y es ese uno de los temas que Ian McEwan explora en su novela, el poder inigualable de la ficción de corregir errores y sanar heridas pasadas.
Esta es la clase de película sobre la que no se puede hablar mucho a riesgo de revelar demasiado, pero lo que Joe Wright ha creado es uno de los más interesantes viajes dentro de la mente y el corazón de un personaje. En la escena final [que también es el epílogo de la novela] donde Briony es interpretada por Vanessa Redgrave, el dolor que hay en sus ojos y su mirada, en esa mueca de sonrisa y su voz cortada, es brutal. Esa revelación tiene un efecto emocional devastador en la audiencia.
Luego de saber esto, tanto McEwan en su novela como Joe Wright en la película, nos obligan a repasar todo lo que hemos visto, y entendemos que la vida de Briony ha sido una tortura constante. Su mente creó un mecanismo para atenuar tanto dolor y tanta culpa. Su intención nunca fue causar tanto daño, pero a veces es imposible medir el efecto que tendrán nuestros actos.
Una historia de tanto peso encuentra su equivalente en una dirección de igual valía. Joe Wright, con el estilo visual y narrativo de un director maduro más allá de sus años, eleva esta historia a otro nivel. Su gusto por los planos largos minuciosamente coreografiados queda demostrado en la escena de la Batalla de Dunkerque, un triunfo técnico, pero su verdadero logro es que un momento como ese, mucho más allá de las imágenes memorables, tenga la misma fuerza emocional que las escenas intimistas del primer acto de la película.
El resultado es una película extraordinaria, una celebración del cine en su expresión máxima.
Los que aman el cine, un arte basado más que cualquier otro en el "make believe", se identificarán a plenitud con el tema central de Atonement - el poder infinito de la ficción y de aquellos que poseen el talento para contar historias, como Briony Tallis.
Está nominada a 7 premios Oscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Actríz Secundaria y Mejor Guión Adaptado. Ignorar a Joe Wright como Mejor Director fue un crímen y uno esos hechos inexplicables del Oscar.