No art form passes our conscience in the way film does, and goes directly to our feelings, deep down into the dark rooms of our souls -- Ingmar Bergman.
Una ceremonia sosa, aburrida, dos anfitriones que no hicieron absolutamente nada memorable, las canciones nominadas sustituídas por números musicales que cubrieron el rango de “pena ajena” a “no viene al caso”, discursos cortados abruptamente en pos de tener tiempo disponible para dichos desastres musicales, y ni chance de escuchar a tres leyendas vivientes como Lauren Bacall, Gordon Willis y Roger Corman agradecer de sus Oscares honorarios.
Dicho eso , es difícil quejarse del 80% de los ganadores. Luego de lo de Slumdog Millionaire el año pasado, hay que dar gracias por la milagrosa escogencia de una película que trascenderá la prueba del tiempo y no será olvidada en un par de meses.
Los ratings subieron 15% con respecto al año pasado, 43 millones de espectadores. Misión cumplida. Las dos últimas ocasiones en las que ocurrieron incrementos de audiencia de esa magnitud fue en los años de Titanic y The Lord of the Rings: The Return of the King. Este año, The Blind Side, Up, Inglorious Basterds, y por encima de todas, Avatar, surtieron un efecto similar. Lo de 10 nominadas está aquí para quedarse. Espero que los directivos de la Academia sepan conectar los puntos, y no crean que la subida de audiencia se deba siquiera remotamente al desastre kitsch producido por Adam Shankman y Bill Mechanic.
Ah, y acerté 17/21, que no está mal, pero me ha ido mejor.
Hasta el año próximo, pero primero, esto momento hay que revivirlo muchas veces:
La tormenta en un vaso de agua que provocó el e-mail enviado por el productor de The Hurt Locker a sus amigos, urgiéndolos a que votaran por la “película independiente que pudo” y no por “la de 500 millones”, ha dejado en evidencia una vez más lo que todos ya sabemos: a la Academia y sus votantes les importa muy poco el premiar lo mejor del año. Hay variables que importan muchísimo más que la calidad o la excelencia para ganar un Oscar.
El premio es del que –a los ojos de los votantes– se porte mejor, el que exalte las cualidades de la industria, el que lleve un mensaje que refleje positivamente en la Academia y sus miembros al premiarla, y, gracias a Harvey Weinstein y sus artes oscuras, el que más cabildee, el que con una campaña agresiva y ubicua esté en la mente de unos votantes con memoria de elefante, y que en su gran mayoría ni ven las películas nominadas.
Es imposible no pensar que detrás de esta campaña de descrédito de última hora hacia The Hurt Locker hay fuerzas mayores a las de Harvey Weinstein.
Lo de nominar 10 películas fue un recurso para que no volviera a suceder lo del año pasado con The Dark Knight, una iniciativa para que cintas populares y taquilleras pudiesen ser nominadas, y ello traducirse en un incremento en los ratings de una ceremonia que cada año ve menos gente. El año en que finalmente cuentan con lo que buscaban, una película abrazada por la crítica y el público por igual, que ha recaudado más de US$2,000MM en todo el mundo, aparece de la nada una película extraordinaria pero pequeña, hecha con nada y que no ha recaudado ni una fracción de su competidora, y se convierte en un fenómeno que arrasa con todos los premios precursores y se perfila como la favorita para ganar.
Veámolos de esta forma, a la Academia no le conviene que The Hurt Locker gane el Oscar a Mejor Película y todo este escándalo ha puesto a mucha gente felíz. Las reglas “anti-campaña sucia” de la Academia son selectivas, y este año se ensañaron con un productor novato que en su buena fe no sabía lo que estaba haciendo, mientras los maestros cabilderos como Harvey Weinstein siguen a sus anchas haciendo y deshaciendo.
Lamentablemente, las más perjudicadas podrían terminar siendo Kathryn Bigelow y su película, pues el escándalo alcanzó su punto más alto apenas días antes de que los votantes enviaran su papeletas completadas a la Academia. Las más beneficiadas, sus dos competidoras más cercanas, Inglorious Basterds y Avatar.
Pero en fin, todos los años pecamos de dar demasiada importancia a una premiación que debemos verla como lo que es y no como lo que queremos que sea. Algo sí es cierto y lo mencionaba en el post de unas semanas, guste o no, el Oscar es una competencia que merece ser celebrada por dos razones. La primera es que es un evento de tal magnitud que invita, obliga a la discusión, a que hasta aquellos que no son cinéfilos y ven el cine como una mera distracción se interesen por las películas nominadas y se unan a la conversación. La segunda es que es la mejor, y quizás la única plataforma que existe para que películas que de otra forma agonizarían en los estantes sean vistas y discutidas.
Ahora, tratemos de ver lo que sucederá esta noche:
Mejor Película
Avatar
The Blind Side
District 9
An Education
The Hurt Locker
Inglorious Basterds
Precious
A Serious Man
Up
Up in the Air
La campaña sucia llegó muy tarde. The Hurt Locker ha sido premiada por TODOS los sindicatos [que son los que al final importan], ha ganado todos los precursores importantes, incluyendo el PGA, el BAFTA, el DGA, el ACE, el WGA, es la película con buzz, la que la mayoría ha visto como la ganadora por semanas [la percepción vale más que cualquier cosa], y dándole el Oscar, la Academia tiene la oportunidad de premiar por primera vez en su historia una película dirigida por una mujer. Suficiente.
Ganará: The Hurt Locker.
Yo votaría por: Inglorious Basterds.
Debieron estar nominadas: Das Weisse Band, Fantastic Mr. Fox, Bright Star.
Mejor Director[a]
Kathryn Bigelow – The Hurt Locker
James Cameron – Avatar
Lee Daniels – Precious
Jason Reitman – Up in the Air
Quentin Tarantino – Inglorious Basterds
Sólo tomó 80 años y cuatro intentos para que finalmente una mujer ganara el Oscar a Mejor Dirección. Lo mejor es que, independientemente de su género, Kathryn Bigelow merece ganar. Me sigo quedando con Tarantino, pero muy poca gente puede discutir que se premie a Bigelow.
A excepción de los payasos de la HFPA que le dieron su premio a James Cameron, Kathryn Bigelow ha ganado todos los premios precursores importantes, incluyendo el más importante de todos, el DGA.
Ganará: Kathryn Bigelow.
Yo votaría por: Quentin Tarantino.
Debieron estar nominados: Michael Haneke por Das Weisse Band, los Coen por A Serious Man.
Mejor Actor
Jeff Bridges – Crazy Heart
George Clooney – Up in the Air
Colin Firth – A Serious Man
Morgan Freeman – Invictus
Jeremy Renner – The Hurt Locker
Personalmente, se me hace imposible elegir entre Colin Firth y Jeff Bridges. A los de la Academia no, y por eso ganará Jeff Bridges. Un actor con cinco décadas de excelencia, que viene de una dinastía de actores, y que es respetado por una industria que no va a perder el chance de finalmente premiarlo. El que haya ganado todo hasta ahora tampoco desayuda.
Ganará: Jeff Bridges.
Yo votaría por: Jeff Bridges/Colin Firth, no puedo elegir.
Debieron estar nominados: La lista es larga, la nominación a Morgan Freeman por hacer nada, por hacer de su “magic negro” de siempre en Invictus es una burla. Nicolas Cage por Bad Lieutenant, Viggo Mortensen por The Road, Sharlto Copley por District 9, Sam Rockwell por Moon, Ben Foster por The Messenger, Michael Stuhlbarg por A Serious Man, y Joaquin Phoenix por Two Lovers.
Mejor Actríz
Sandra Bullock – The Blind Side
Helen Mirren – The Last Station
Carey Mulligan – An Education
Meryl Streep – Julie & Julia
Gabourey Sidibe – Precious
Esta categoría es la burla del año. La batalla entre Sandra Bullock y Meryl Streep es reñida, pero Bullock prevalecerá. Tuvo el mejor año de su carrera, es la actríz más taquillera del mundo, la industria la respeta y la adora por igual, así que no desperdiciarán el que es quizás el único chance que tenga de ganar un Oscar.
Mi favorita es Carey Mulligan por An Education, pero es joven y tiene toda su carrera por delante, en su futuro hay muchas más nominaciones.
Ganará: Sandra Bullock.
Yo votaría por: Carey Mulligan.
Debieron estar nominadas: Tilda Swinton por Julia, Abbie Cornish por Bright Star, Charlotte Gainsbourg por Antichrist, Catalina Saavedra por La Nana, Hye-Ja Kim por Mother, Magaly Soler por La Teta Asustada, Melanie Laurent por Inglorious Basterds.
Mejor Actor Secundario
Matt Damon – Invictus
Woody Harrelson – The Messenger
Christopher Plummer – The Last Station
Stanley Tucci – The Lovely Bones
Christoph Waltz – Inglorious Basterds
Aquí no hay nada que decir. Waltz tiene el Oscar ganado desde mayo cuando ganó en Cannes.
Ganará: Christoph Waltz.
Yo votaría por: Christoph Waltz.
Debió estar nominado: Igual que la de Morgan Freeman, la nominación de Matt Damon por hacer nada en Invictus es un desperdicio. La única competencia de Waltz hubiese sido el magistral Peter Capaldi en In the Loop.
Mejor Actríz Secundaria
Penelope Cruz – Nine
Vera Farmiga – Up in the Air
Maggie Gyllenhaal – Crazy Heart
Anna Kendrick – Up in the Air
Mo’Nique – Precious
La Academia vive por premiar [sobre]actuaciones showseras como la de Mo’Nique en Precious, la cual debo decir no me entusiasma demasiado. Ella también ya tiene este premio asegurado desde Sundance el año pasado.
Ganará: Mo’Nique.
Yo votaría por: Vera Farmiga.
Debió estar nominado: Julianne Moore por A Serious Man, Marion Cotillard por Nine.
Mejor Película Extranjera
Ajami – Israel
El Secreto Ojos – Argentina
La Teta Asustada – Perú
Un Prophète – Francia
Das Weisse Band – Alemania
Esta es la categoría que casi siempre desafía predicciones y da sorpresas [generalmenteno muy agradables], por la manera en que se vota.
Para ser elegible para votar, los miembros deben haber visto todas las películas nominadas en los screenings oficiales de la Academia. Estos votantes por regla son aquellos miembros mayores, retirados, que disponen de mucho tiempo, y que no son precisamente el público objetivo de películas como Das Weisse Band y Un Prophète. Estos miembros adoran películas como la ganadora sorpresa del año pasado Departures, y como la que dará la sorpresa este año, El Secreto de sus Ojos. Por esas mismas razones, La Teta Asustada también podría sorprender.
Eso sí, Das Weisse Band seguirá siendo la mejor película del año.
Ganará: El Secreto de sus Ojos.
Yo votaría por: Das Weisse Band.
Debió estar nominada:Mother de Bong-Joon Ho.
Mejor Película Animada
Coraline
Fantastic Mr. Fox
Princess and the Frog
The Secret of Kells
Up
Otro premio asegurado hace meses, pero Fantastic Mr. Fox es una película muy superior en todos los sentidos.
Ganará: Up.
Yo votaría por: Fantastic Mr. Fox.
Debió estar nominada: Mary and Max.
Mejor Guión Adaptado
District 9 – Neill Blomkamp y Terri Tatchell
An Education – Nick Hornby
In the Loop – Jesse Armstrong, Simon Blackwell, Armando Iannucci, Tony Roche
Precious: Based on the Novel ‘Push’ by Sapphire – Geoffrey Fletcher
Up in the Air – Jason Reitman y Sheldon Turner
El premio de consolación para Up in the Air, la película que tan sólo unos meses atrás era la favorita para arrasar. Sigo diciendo que el guión es lo peor de esa película.
Ganará: Up in the Air.
Yo votaría por: In the Loop.
Debió estar nominada: Fantastic Mr. Fox.
Mejor Guión Original
The Hurt Locker – Mark Boal
Inglourious Basterds – Quentin Tarantino
The Messenger – Alessandro Camon y Oren Moverman
A Serious Man – Joel Coen & Ethan Coen
Up – Bob Peterson, Pete Docter. Historia de Pete Docter, Bob Peterson, Tom McCarthy
Otra categoría muy, muy reñida. Tarantino debería ganar por su genial Inglorious Basterds, pero los votantes entusiasmados por The Hurt Locker marcarán su nombre por default.
Ganará: Mark Boal por The Hurt Locker.
Yo votaría por: Quentin Tarantino por Inglorious Basterds.
Debió estar nominada: Jane Campion por Bright Star.
Mejor Documental
Burma VJ – Anders Østergaard y Lise Lense-Møller
The Cove – Louie Psihoyos; Fisher Stevens
Food, Inc. – Robert Kenner y Elise Pearlstein
The Most Dangerous Man in America: Daniel Ellsberg and the Pentagon Papers – Judith Ehrlich y Rick Goldsmith
Which Way Home – Rebecca Cammisa
Otro premio decidido hace mucho, pero eso no quita lo merecido que es. The Cove es indiscutiblemente una de las mejores películas del año. Una lástima que a pesar de haber sido pre-seleccionada, Sergio no haya quedado entre las nominadas.
Ganará: The Cove.
Yo votaría por: The Cove.
Debió estar nominada: Sergio.
Mejor Dirección Artística
Avatar – Rick Carter, Robert Stromberg, Kim Sinclair
The Imaginarium of Doctor Parnassus – Dave Warren, Anastasia Masaro, Caroline Smith
Nine – John Myhre, Gordon Sim
Sherlock Holmes – Sarah Greenwood, Katie Spencer
The Young Victoria – Patrice Vermette, Maggie Gray
El trabajo de recreación del Londres victoriano prácticamente desde cero en Sherlock Holmes quita el aliento. Ojalá que los votantes piensen lo mismo.
Ganará: Sherlock Holmes.
Yo votaría por: Sherlock Holmes.
Debió estar nominada: Star Trek.
Mejor Cinematografía
Avatar – Mauro Fiore
Harry Potter and the Half-Blood Prince – Bruno Delbonnel
The Hurt Locker – Barry Ackroyd
Inglourious Basterds – Robert Richardson
Das Weisse Band – Christian Berger
Mi categoría favorita, pero es una vergüenza que Bright Star, la película mejor fotografiada de este o cualquier año, haya quedado fuera.
Aquí a la pelea reñida entre The Hurt Locker y Basterds también se suma Das Weisse Band, pero los votantes marcarán la casilla de The Hurt Locker por default.
Ganará: Barry Ackroyd por The Hurt Locker.
Yo votaría por: Robert Richardson por Inglorious Basterds.
Debió estar nominada: Greig Fraser por Bright Star.
Mejor Diseño de Vestuario
Bright Star – Janet Patterson
Coco Before Chanel – Catherine Leterrier
The Imaginarium of Doctor Parnassus – Monique Prudhomme
Nine – Colleen Atwood
The Young Victoria – Sandy Powell
Las películas de época siempre son las favoritas, y el trabajo de Sandy Powell en The Young Victoria es, como siempre, impecable. Este año tuvo la distinción de haber ganado por primera vez en su brillante carrera el premio que entrega el Sindicato de Vestuaristas.
Ganará: Sandy Powell por The Young Victoria.
Yo votaría por: The Young Victoria.
Debió estar nominada: Sherlock Holmes.
Mejor Edición
Avatar – Stephen Rivkin, John Refoua y James Cameron
District 9 – Julian Clarke
The Hurt Locker – Bob Murawski y Chris Innis
Inglourious Basterds – Sally Menke
Precious: Based on the Novel ‘Push’ by Sapphire – Joe Klotz
Es casi una regla, la que gana Mejor Película primero debe ganar Mejor Edición.
Ganará: The Hurt Locker.
Yo votaría por: The Hurt Locker.
Debió estar nominada: Star Trek.
Mejor Edición de Sonido
Avatar – Christopher Boyes y Gwendolyn Yates Whittle
The Hurt Locker – Paul N.J. Ottosson
Inglourious Basterds – Wylie Stateman
Star Trek – Mark Stoeckinger y Alan Rankin
Up – Michael Silvers y Tom Myers
La gran mayoría de los votantes no sabría establecer la diferencia entre Mezcla y Edición de Sonido, así que casi siempre votan por la misma película para las dos categorías, y casi siempre termina ganando la película más llamativa. Estos dos son premios de consolación para Avatar.
Ganará: Avatar.
Yo votaría por: Avatar.
Debió estar nominada: Transformers: Revenge of the Fallen.
Mejor Mezcla de Sonido
Avatar – Christopher Boyes, Gary Summers, Andy Nelson y Tony Johnson
The Hurt Locker – Paul N.J. Ottosson y Ray Beckett
Inglourious Basterds – Michael Minkler, Tony Lamberti y Mark Ulano
Star Trek – Anna Behlmer, Andy Nelson y Peter J. Devlin
Transformers: Revenge of the Fallen – Greg P. Russell, Gary Summers y Geoffrey Patterson
Ganará: Avatar.
Yo votaría por: Avatar.
Debió estar nominada: Transformers: Revenge of the Fallen.
Mejores Efectos Visuales
Avatar – Joe Letteri, Stephen Rosenbaum, Richard Baneham y Andrew R. Jones
District 9 – Dan Kaufman, Peter Muyzers, Robert Habros y Matt Aitken
Star Trek – Roger Guyett, Russell Earl, Paul Kavanagh y Burt Dalton
Aquí no hay discusión.
Ganará: Avatar.
Yo votaría por: Avatar.
Debió estar nominada: Transformers: Revenge of the Fallen.
Mejor Maquillaje
Il Divo – Aldo Signoretti y Vittorio Sodano
Star Trek – Barney Burman, Mindy Hall y Joel Harlow
The Young Victoria – Jon Henry Gordon y Jenny Shircore
Mejor Banda Sonora Original
Avatar – James Horner
Fantastic Mr. Fox – Alexandre Desplat
The Hurt Locker – Marco Beltrami y Buck Sanders
Sherlock Holmes – Hans Zimmer
Up – Michael Giacchino
Michael Giacchino ganará por Up porque gracias a su música, la película contiene los 5 minutos más memorables del año:
Married Life – Michael Giacchino
Ganará: Michael Giacchino por Up.
Yo votaría por: Michael Giachhino por Up.
Debieron estar nominados: El mismo Michael Giacchino por Star Trek, Abel Korzeniowski y Shigeru Umebayashi por A Single Man.
Mejor Canción Original
Almost There de “The Princess and the Frog” – Música y Letras de Randy Newman
Down in New Orleans de “The Princess and the Frog” – Música y Letras de Randy Newman
Loin de Paname de “Paris 36” – Música de Reinhardt Wagner, Letras de Frank Thomas
Take It All de “Nine” – Música y Letras de Maury Yeston
The Weary Kind [Tema de Crazy Heart] de “Crazy Heart” – Música y Letras de Ryan Bingham y T Bone Burnett
La ceremonia comienza esta noche a las 8:oopm ET por ABC, 2:00am hora de España por Canal+.
Con nueva fecha y más grande que nunca, la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo regresa en su edición número 12.
Del 11 al 20 de marzo, podremos ver películas como la extraordinaria Aruitemo Aruitemo de Japón, la recién premiada por el Goya como mejor película española del 2009 Celda 211, la nominada al Oscar y también ganadora del Goya El Secreto de sus Ojos, y la francesa Le Premier Jour Du Reste De Ta Vie.
El país invitado es Chile, y para celebrarlo tendremos entre nosotros al célebre director Miguel Littin, paseado dos veces por Cannes y por el Oscar, quien presentará en la gala de apertura su película Dawson, Isla 10, enviada por su país como candidata al Oscar este año.
En los próximos días se revelarán más detalles y más títulos.
Jason Reitman se presenta como un observador, un comentarista social contemporáneo con una visión [para mi gusto] un tanto conservadora sobre temas como las relaciones de pareja, la familia, y el mundo laboral. Si esa es una apreciación errónea de mi parte, al menos esa es la conclusión inmediata a la que llevan los temas que elige y el tratamiento que les ha dado en sus tres largometrajes, especialmente en su anterior Juno
Dos directores a los que siempre se ha considerado como los máximos comentaristas sociales son Billy Wilder y Preston Sturges, dos nombres que he escuchado más de una vez en estos días con referencia a Reitman y su Up in the Air.
Preston Sturges era un humanista puro y duro, tal vez por eso injustamente su cine no tenga la vigencia del de Wilder en una era como la actual, donde el cinismo es la ley y cualquier cosa con dejo de sentimentalismo es descartada o denostada.
La trascendencia de Billy Wilder y de películas suyas como, por ejemplo, The Apartment, quizás la mejor comedia romántica que haya salido jamás de Hollywood, radica en que Wilder entendía que en el fondo una persona cínica, un pesimista, no era más que es un optimista bien informado. Hoy día, cinismo y misantropía parecen ser sinónimos, pero no lo eran para Wilder.
Por esa característica tan Wilderiana de hallar el encanto de sus personajes en ese cinismo y en sus fallas personales, es que algunos críticos se han empeñado en comparar a directores como Alexander Payne y ahora a Jason Reitman con Wilder, pero hay que guardar distancias.
Con la presente, Jason Reitman se atrave a navegar aguas más profundas, luego de apuntar por mucho y lograr muy poco con su exageradamente sobrevalorada y sobrepremiada Juno.
En Up in the Air, Jason Reitman nos muestra que los rostros de la recesión puede que ya no son los de los campesinos deThe Grapes of Wratho el de Mia Farrow enThe Purple Rose of Cairo, pero que a pesar de ello, como seres humanos no hemos cambiado nada, las necesidades son las mismas, el instinto de supervivencia sigue siendo innato a la condición humana. La crisis actual, la peor para la economía nortemaericana desde la gran depresión, ha aumentado ese número de rostros exponencialmente.
El experto en enfrentar esas caras de desesperanza es Ryan Bingham, empleado estrella de una firma que las grandes corporaciones subcontratan para hacer el trabajo que ellas no se atreven: despedir a sus propios empleados. Bingham tiene la peculiaridad de que en el negocio de dar malas noticias, él es el maestro absoluto en disfrazarlas y hacerlas parecer una fuente de nuevas oportunidades para el que las recibe. Algunos se lo creen, otros saltan de un puente al entender que su vida profesional llegó a su fin.
Y así Bingham lo ha hecho por años, viajando de un extremo a otro de la unión norteamericana repartiendo esas malas noticias, estando ya a punto de lograr su mayor meta: acumular 10 millones de millas en su programa de viajero frecuente. Permanecer tanto tiempo literalmente en el aire y con un trabajo tan característico, uno que requiere más que nada crear una personalidad desprendida, alienada de su alrededor, ha convertido a Ryan Bingham en el prototipo del hermitaño del siglo XXI, un hombre rodeado de gente pero irremediablemente sólo, así sea por elección propia.
George Clooney es el principal activo con que cuenta Reitman para contar su historia, y si nos guiáramos exclusivamente por eso, Up in the Air fuera un éxito rotundo.
Clooney podrá no ser una presencia del agrado de muchos, pero aquí demuestra con creces por qué es la estrella Hollywoodense definitiva de este tiempo. Estrellas como Clooney son tan necesarias hoy como lo fueron Cary Grant o Humphrey Bogart en su época, dos actores a los que al igual que Clooney siempre se acusaba de interpretar variaciones de sí mismos.
Al igual que aquellos dos, lo que a Clooney le sobra en carisma y presencia, lo iguala en inteligencia y en su capacidad de jugar y manipular a su beneficio la imagen que el público percibe de él. Porque Ryan Bingham es George Clooney, y Up in the Air sirve como un ejercicio en el que Reitman y el mismo Clooney deconstruyen esa figura capa por capa.
Como Clooney ha admitido públicamente en innumerables ocasiones, al igual que él, Ryan Bingham huye del compromiso y las ataduras, y el enorme valor que da a su “independencia” [que en este caso es un eufemismo de otro eufemismo: soledad voluntaria] queda demostrado en la labor que realiza en su otro trabajo. En éste, Bingham se dedica también a dar malas noticias de otra manera - actuando como uno de esos conferencistas inspiracionales/gurús de auto-ayuda, los que invitan a las personas que asisten [la mayoría de ellas desesperadas por creer en algo, en lo que sea] a cortar sus ataduras con un discurso basado en viajar ligero con una mochila casi vacía, sólo con lo necesario para sobrevivir. Una metáfora un poco evidente para mi gusto, pero da igual.
Hasta ahí todo bien. Enfrentándolo a una mujer que es su igual [una sensacional Vera Farmiga nominada a un Oscar que debería ganar], y a una que le recuerda que su tiempo se acaba y que representa un vehículo del inevitable cambio [ídem Anna Kendrick], Up in the Air funciona como una comedia romántica/estudio de caracteres con un tema que con poca sutileza grita su importancia como trasfondo. Los problemas parten precisamente de esto útlimo, cuando Reitman se pone el sombrero de comentarista social del que hablaba al principio, y como sucedió en su anterior Juno, comienza a mostrar el cobre.
En su deseo de impresionar, de hacernos “pensar” y dejarnos una “lección de vida”, la ligereza de los dos primeros tercios cede ante un discurso autocongratulatorio e impresionado de más con su mensaje. Con un twist sacado del libro de trucos de M. Night Shyamalan, Reitman deliberadamente engaña a su audiencia por 100 minutos con señales falsas, sacrificando y traicionando con ello a uno de sus mejores personajes. Es imposible tocar este punto sin revelar demasiado, pero digamos que quien vive una doble vida no actúa de esa forma, no se expone de esa forma, a menos que, como es el caso, dicho personaje y su giro no sean más que un plot device mal utilizado.
Cuando el climax narrativo de una historia requiere de recursos así, o de otra situación igual de inorgánica que ocurre al final y que tampoco voy a revelar, creada expresamente para que la historia se mueva en la dirección que su creador desea y no en la que debería, las costuras se hacen evidentes.
El mensaje que Reitman quiere dejar a su audiencia llega, pero llega de una forma tan simplona, tan sentimentalizada, que cualquier deseo de parecer inquisitivo o perspicaz, dos de las marcas que separan a los que verdaderamente merecen ser llamados autores de los poseurs , se pierde.
La postura conservadora de la que hablaba al principio y que Reitman mostraba en Juno aquí es clara. Ryan Bingham se lamenta de que está destinado a vivir [literalmente] sobrevolando los hogares de personas con vidas mejores que la suya. De alguna forma es como el ángel de Wings of Desire de Wim Wenders: condenado por su condición a contemplar desde lejos realidades a las que desearía pertenecer y no puede.
Upin the Air ultimadamente pretende ser una exploración filosófica y ambigüa sobre cuál es forma correcta en la que debe vivirse la vida, pero a pesar de esa pretendida ambigüedad, al final quedan pocas dudas sobre cuál es la que Reitman considera es ésa - la verdadera forma de vivir una vida con propósito, es única y exclusivamente cuando el hombre deja de ser una isla y se abre al mundo, ¿cierto, Jason Reitman?
Lo más comparable a nuestro vínculo con el Oscar es una de esas relaciones abusivo-destructivas.
El tipo de relación que se sabe es dañiña, que sólo causa decepciones y malos ratos, pero que con un sólo acto de bondad, por ínfimo que sea, todo lo malo queda olvidado en un instante y se comienza de nuevo.
Sí, los Oscar son una interminable ceremonia de autofelación en la que una industria se congratula a sí misma, repartiendo premios sin ninguna semblanza de objetividad, mérito, o deseo de reconocer la verdadera excelencia, siempre lo han sido. La premiación inició como una especie de incentivo de la industria Hollywoodense hacia sus actores para evitar que se sindicalizaran y se fueran a huelga en aquel entonces. Siempre han sido un show y siempre lo serán.
Y muchos dirán, ¿por qué prestarle atención a algo así? Pues porque, así sea involuntariamente, los Oscar invitan, es más, obligan a la gente a hablar, a discutir las películas, algo que me parece absolutamente magnífico. Esta temporada de premios, que cada año me parece más grotesca y desvirtuada del que debería ser su verdadero propósito, gira toda la atención hacia el cine, incluso la de aquellos no-cinéfilos que asisten al cine dos veces al año a ver películas como Transformers o Avatar, esos para los que el cine es una mera distracción que se deja en la puerta y se olvida al salir de la sala, hasta esos fariseos se invitan a sí mismos a la discusión.
Invitar a ese tipo de individuo a la celebración fue lo que implusó a la Academia a instaurar 10 películas en la lista de nominadas, con la esperanza de que éxitos comerciales como Star Trek, District 9, o como la vergonzosamente ignorada The Dark Knight el año pasado, incentiven a ese televidente promedio a sintonizar una ceremonia que cada vez ve menos gente. Con la segura presencia entre esas 10 de películas como Avatar e Inglorious Basterds es muy probable que lo logren. No sería mucha sorpresa si hasta dos películas tan cuestionables pero enormemente exitosas como The Hangover y The Blind Side terminan aquí, todo en nombre de salvar los ratings.
Mientras tanto, quedamos a la espera del anuncio de las nominaciones mañana a las 9:30am, y esperamos ver mucho The Hurt Locker, mucho Inglorious Basterds, y rogamos para que los sospechos habituales, películas Oscar-bait sin muchos méritos como Invictus y Nine sean ignoradas en favor sorpresas como The Messenger, Crazy Heart, o, por qué no, que películas como Das Weisse Band o Fantastic Mr. Fox pudiesen salir del ghetto de sus categorías secundarias y ser consideras como lo que son, dos de las mejores del año independientemente de su género o nacionalidad.
Las 10 que quisiera:
Bright Star
Das Weisse Band [The White Ribbon]
Drag Me To Hell
An Education
Fantastic Mr. Fox
The Hurt Locker
Inglorious Basterds
Public Enemies
A Serious Man
Star Trek
Las 10 que serán:
Avatar
District 9
An Education
The Hurt Locker
Inglorious Basterds
Invictus
Precious
A Serious Man
Up
Up in the Air
En cuanto se anuncien las nominaciones actualizaré esta entrada. ¡Hasta entonces!
Ya están aquí, pero primero unas anotaciones:
The Hurt Locker y Avatar empatan con 9 nominaciones cada una. La batalla de los ex-esposos continúa, pero Kathryn Bigelow lleva la ventaja.
Si nominaron The Hurt Locker hasta por Mejor Banda Sonora Original, cuando es un elemento que casi ni registra dentro de la película, significa que el apoyo hacia ella es grande.
Up se convierte en la segunda película de la historia en ser nominada a Mejor Película. La otra es The Beauty and the Best en 1992.
Lo de Sandra Bullock estaba escrito en la pared y lo respeto, pero nominar The Blind Side como MEJOR Película del año es una burla. Cuando se haga la lista definitiva de las peores películas nominadas al Oscar, The Blind Side estará cerca del tope.
Sandra Bullock podría convertirse en la primera actríz en ganar un Oscar y un Razzie en el mismo año por The Blind Side y All About Steve. El caso más cercano al suyo sería Amy Irving, quien estuvo nominada a ambos el mismo año, pero su caso es más particular, porque en ambos premios estuvo por el mismo rol en Yentl.
Increíble que el mismo grupo que nomina The Blind Side como mejor película también lo haga con una como A Serious Man. Bravo.
Magnífico que hayan nominado una película de género TAN notable como District 9. Para eso se inventó esto de tener 10 nominadas.
Como esperaba anoche, bien que hayan dejado fuera el Oscarbait descarado como Invictus, pero las nominaciones a Morgan Freeman y Matt Damon son un desperdicio.
Con ellos dos, Clint Eastwood eleva a 12 el número de actores que ha dirigido hacia nominaciones a un Oscar. El líder sigue siendo –quién más– Martin Scorsese con 20.
Avatar y District 9 se convierten en las primeras películas de ciencia ficción en ser nominadas a Mejor Película desde E.T. en 1983.
La nominación que me hace más felíz de todas es In The Loop –la comedia más brillante, más inteligente, más mordaz, más retorcida que he visto en muchísimo tiempo [tenía que ser inglesa]– por Mejor Guión Adaptado.
La otra es Alexandre Desplat a Mejor Banda Sonora Original por Fantastic Mr. Fox.
No puedo recordar otra ocasión en la que la categoría de Mejor Película Extranjera haya sido tan buena, pero el premio es de Das Weisse Band, la mejor película del año, extranjera o no.
Si Das Weisse Band gana el Oscar, será la tercera película en ganar un Oscar a Mejor Película Extranjera y la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Las otras dos son Pelle El Conquistador y El Tambor de Hojalata. Sólo una película ha ganado el Oscar a Mejor Película y la Palma de Oro – Marty de Delbert Mann en 1955.
Jeff Briges arrastró consigo a Maggie Gyllenhaal como Mejor Actríz Secundaria en Crazy Heart. Lo merece, pero no tanto como Julianne Moore en A Single Man, quien quedó fuera.
La actríz nominada como Mejor Secunda por Nine debió ser Marion Cotillard, no Penélope Cruz, todo por culpa de la errónea campaña que la colocaba como actríz principal.
Dejaron fuera de Mejor Película Animada a una película sensacional como Mary & Max en favor de algo llamado Secret of Kells que nadie ha visto ni sabe qué es.
Una nominación que me sorprende pero que me gusta es Harry Potter and the Half-Blood Prince en Mejor Cinematografía. La película más oscura de la serie parece por momentos una película impresionista alemana al estilo de El Gabinete del Dr. Caligari. Brillante
Pero por otro lado, dejaron fuera a la película más hermosa y mejor fotografiada del año, Bright Star, que sólo consiguió una nominación en Mejor Vestuario. Nada para Jane Campion o Abbie Cornish.
Nada, ni siquiera una nominación técnica para una de las películas técnicamente mejor realizadas del año – Public Enemies.
Kathryn Bigelow, cuyo triunfo está merecidísimamente casi asegurado, se convierte en la cuarta mujer en toda la historia de la premiación en ser nominada como Mejor Directora. Las otras tres son Lina Wertmüller por Pascualino Siete Bellezas en 1975, Jane Campion por The Piano en 1993, y Sofia Coppola por Lost in Translation en 2003.
También es la primera vez en la historia que hay dos películas dirigidas por mujeres nominadas a Mejor Película – The Hurt Locker de Kathryn Bigelow, y An Education de Lone Scherfig. Si contáramos La Teta Asustada de Claudia Llosa, serían tres.
Lee Daniels se convierte en el segundo director afro-americano en toda la historia en ser nominado a Mejor Director por Precious. El otro es John Singleton por Boyz n the Hood en 1992. ¿Y Spike Lee? Bien, gracias.
Con las 9 nominaciones de Avatar, James Cameron y sus películas suman 41 nominaciones al Oscar, pero de esas ninguna ha sido a Mejor Guión. ¿Qué querrá decir eso?
Primera nominación a sus 80 años para Christopher Plummer por The Last Station, un actor con una distinguida carrera de más de 50 años que inexplicablemente nunca había sido nominado, ni siquiera cuando fue el Capitán Von Trapp en The Sound of Music o por su brillante trabajo en The Insider. Ahora debería pasarle lo mismo a Donald Sutherland.
Meryl Streep consigue su nominaciónn número 16 por Julie & Julia, rompiendo su propio record otra vez.
Mejor Película
Avatar
The Blind Side
District 9
An Education
The Hurt Locker
Inglorious Basterds
Precious
A Serious Man
Up
Up in the Air
Mejor Director
Kathryn Bigelow – The Hurt Locker
James Cameron – Avatar
Lee Daniels – Precious
Jason Reitman – Up in the Air
Quentin Tarantino – Inglorious Basterds
Mejor Actor
Jeff Bridges – Crazy Heart
George Clooney – Up in the Air
Colin Firth – A Serious Man
Morgan Freeman – Invictus
Jeremy Renner – The Hurt Locker
Mejor Actríz
Sandra Bullock – The Blind Side
Helen Mirren – The Last Station
Carey Mulligan – An Education
Meryl Streep – Julie & Julia
Gabourey Sidibe – Precious
Mejor Actor Secundario
Matt Damon – Invictus
Woody Harrelson – The Messenger
Christopher Plummer – The Last Station
Stanley Tucci – The Lovely Bones
Christoph Waltz – Inglorious Basterds
Mejor Actríz Secundaria
Penelope Cruz – Nine
Vera Farmiga – Up in the Air
Maggie Gyllenhaal – Crazy Heart
Anna Kendrick – Up in the Air
Mo’Nique - Precious
Mejor Película Extranjera
Ajami – Israel
El Secreto Ojos – Argentina
La Teta Asustada – Perú
Un Prophète – Francia
Das Weisse Band – Alemania
Mejor Película Animada
Coraline
Fantastic Mr. Fox
Princess and the Frog
The Secret of Kells
Up
Mejor Guión Adaptado
District 9 – Neill Blomkamp y Terri Tatchell
An Education – Nick Hornby
In the Loop – Jesse Armstrong, Simon Blackwell, Armando Iannucci, Tony Roche
Precious: Based on the Novel ‘Push’ by Sapphire – Geoffrey Fletcher
Up in the Air – Jason Reitman y Sheldon Turner
Mejor Guión Original
The Hurt Locker – Mark Boal
Inglourious Basterds – Quentin Tarantino
The Messenger – Alessandro Camon y Oren Moverman
A Serious Man – Joel Coen & Ethan Coen
Up – Bob Peterson, Pete Docter. Historia de Pete Docter, Bob Peterson, Tom McCarthy
Mejor Documental
Burma VJ – Anders Østergaard y Lise Lense-Møller
The Cove – Nominados por determinar…
Food, Inc. – Robert Kenner y Elise Pearlstein
The Most Dangerous Man in America: Daniel Ellsberg and the Pentagon Papers – Judith Ehrlich y Rick Goldsmith
Which Way Home – Rebecca Cammisa
Mejor Dirección Artística
Avatar – Rick Carter, Robert Stromberg, Kim Sinclair
The Imaginarium of Doctor Parnassus – Dave Warren, Anastasia Masaro, Caroline Smith
Nine – John Myhre, Gordon Sim
Sherlock Holmes – Sarah Greenwood, Katie Spencer
The Young Victoria – Patrice Vermette, Maggie Gray
Mejor Cinematografía
Avatar – Mauro Fiore
Harry Potter and the Half-Blood Prince – Bruno Delbonnel
The Hurt Locker – Barry Ackroyd
Inglourious Basterds – Robert Richardson
The White Ribbon – Christian Berger
Mejor Diseño de Vestuario
Bright Star – Janet Patterson
Coco before Chanel – Catherine Leterrier
The Imaginarium of Doctor Parnassus – Monique Prudhomme
Nine – Colleen Atwood
The Young Victoria – Sandy Powell
Mejor Edición
Avatar – Stephen Rivkin, John Refoua y James Cameron
District 9 – Julian Clarke
The Hurt Locker – Bob Murawski y Chris Innis
Inglourious Basterds – Sally Menke
Precious: Based on the Novel ‘Push’ by Sapphire – Joe Klotz
Mejor Edición de Sonido
Avatar – Christopher Boyes y Gwendolyn Yates Whittle
The Hurt Locker – Paul N.J. Ottosson
Inglourious Basterds – Wylie Stateman
Star Trek – Mark Stoeckinger y Alan Rankin
Up – Michael Silvers y Tom Myers
Mejor Mezcla de Sonido
Avatar – Christopher Boyes, Gary Summers, Andy Nelson y Tony Johnson
The Hurt Locker – Paul N.J. Ottosson y Ray Beckett
Inglourious Basterds – Michael Minkler, Tony Lamberti y Mark Ulano
Star Trek – Anna Behlmer, Andy Nelson y Peter J. Devlin
Transformers: Revenge of the Fallen – Greg P. Russell, Gary Summers y Geoffrey Patterson
Mejores Efectos Visuales
Avatar – Joe Letteri, Stephen Rosenbaum, Richard Baneham y Andrew R. Jones
District 9 – Dan Kaufman, Peter Muyzers, Robert Habros y Matt Aitken
Star Trek – Roger Guyett, Russell Earl, Paul Kavanagh y Burt Dalton
Mejor Maquillaje
Il Divo – Aldo Signoretti y Vittorio Sodano
Star Trek – Barney Burman, Mindy Hall y Joel Harlow
The Young Victoria – Jon Henry Gordon y Jenny Shircore
Mejor Banda Sonora Original
Avatar – James Horner
Fantastic Mr. Fox – Alexandre Desplat
The Hurt Locker – Marco Beltrami y Buck Sanders
Sherlock Holmes – Hans Zimmer
Up – Michael Giacchino
Mejor Canción Original
Almost There de “The Princess and the Frog” – Música y Letras de Randy Newman
Down in New Orleans de “The Princess and the Frog” – Música y Letras de Randy Newman
Loin de Paname de “Paris 36” – Música de Reinhardt Wagner, Letras de Frank Thomas
Take It All de “Nine” – Música y Letras de Maury Yeston
The Weary Kind [Tema de Crazy Heart] de “Crazy Heart” – Música y Letras de Ryan Bingham y T Bone Burnett
Mejor Cortometraje
The Door – Juanita Wilson y James Flynn
Instead of Abracadabra – Patrik Eklund y Mathias Fjellström
Kavi – Gregg Helvey
Miracle Fish – Luke Doolan y Drew Bailey
The New Tenants – Joachim Back y Tivi Magnusson
Mejor Corto Documental
China’s Unnatural Disaster: The Tears of Sichuan Province – Jon Alpert y Matthew O’Neill
The Last Campaign of Governor Booth Gardner – Daniel Junge y Henry Ansbacher
The Last Truck: Closing of a GM Plant – Steven Bognar y Julia Reichert
Music by Prudence – Roger Ross Williams y Elinor Burkett
Rabbit à la Berlin – Bartek Konopka y Anna Wydra
Mejor Corto Animado
French Roast – Fabrice O. Joubert
Granny O’Grimm’s Sleeping Beauty – Nicky Phelan y Darragh O’Connell
The Lady and the Reaper [La Dama y la Muerte] – Javier Recio Gracia
Logorama – Nicolas Schmerkin
A Matter of Loaf and Death – Nick Park
La ceremonia del Oscar será el próximo domingo 7 de marzo a las 8:oopm ET por ABC, 2:00am hora de España por Canal+.
La historia del musical, tanto en los escenarios de Broadway como en Hollywood, debe dividirse en antes y después de Bob Fosse.
En el caso de Hollywood, del clasicismo que impusieron maestros como Vincente Minnelli y Stanley Donen, pasando por la enorme influencia creativa que intérpretes como Fred Astaire tenían sobre las producciones que protagonizaban, Bob Fosse vino a romper con todos los parámetros impuestos hasta ese momento.
Fred Astaire decía que durante un número musical, el intérprete debía mostrarse en todo momento de los pies a la cabeza, sin primeros planos, pocos planos medios, y sin cortes, pues la edición debía realizarla el propio espectador con sus ojos. La única labor de la cámara era seguir –preferiblemente en una sóla toma– los movimientos de las figuras frente a ella.
Obsérvese el siguiente ejemplo: el propio Fred Astaire en Blue Skies, durante el número músical que muchos consideran como uno de los mejores jamás filmados:
Y más o menos así se hizo por años hasta la llegada de Bob Fosse, quién revolucionó la forma en que se veía el musical con dos elementos: movimiento y montaje.
Obsérvese ahora este ejemplo de Sweet Charity, su debut cinematográfico que coincidencialmente está basado una película de Fellini, Le Notti de Cabiria. Cualquier parecido con Chicagono es pura coincidencia:
Del estatismo visual y la imagen limpia e inocente de Fred Astaire y Ginger Rogers, Bob Fosse mostró el baile como un ejercicio sexual, erótico, donde el movimiento, tanto de la cámara como de los bailarines, podía adquirir el significado que el autor deseara. Bob Fosse entendía mejor que nadie aquella máxima de Sergei Einsenstein de que el montaje es el ejercicio de transformación de la imagen a través de cortes y sucesiones.
¿Y para qué toda esa introducción? Para tratar de entender de dónde viene Rob Marhsall y por qué Nine es un intento fallido.
Con el resonante éxito de Chicago, una película que debe todo a Bob Fosse, las compararaciones de Marshall con este último prácticamente se escribieron sólas: desde el tratamiento del frame cinematografíco como un gran escenario, hasta las coreografías enérgicas, la edición entrecortada, y la fuerte carga erótica y de cinismo.
El famoso Principio de Peter, el que establece que una persona escalará peldaños en su vida profesional hasta alcanzar su nivel de incompetencia parece haberse cumplido con Marhsall, y Nine es la reafirmación de ello. Intentar emular a Fellini, así sea con un material que es una adaptación de una adaptación, es trabajo de ligas mayores.
Marshall empezó a mostrar sus costuras con la fracasada Memoirs of a Geisha, una película inerte, sin vida alguna, pero eso sí, exquisitamente decorada y retratada. En ella quedó demostrado que Marshall, quien fuera coreógrafo antes de entrar al mundo del cine, es un esteticista interesado más en el flash visual, en el estilo por encima de la sustancia, lo cual no es ningún pecado siempre y cuando sea hecho con algo de rigor.
En Nine, durante el peor número musical en una película que posee varios de dónde escoger, el personaje de Kate Hudson, periodista de la revista Vogue, canta las maravillas de Guido Contini, el director más emblemático del cine italiano. Mientras recitaba unas letras que causan pena ajena, repitiendo Guido-Guido-Guido una y otra vez, no podía dejar de pensar que aquel personaje ES Rob Marshall.
En esta canción, el personaje y el mismo Rob Marshall dejan a Guido Contini, quien no es más que la representación de Federico Fellini igual que lo fuera Marcello Mastroianni en 8½, reducido a un director de comerciales de turismo. Según declara el personaje de Hudson –quien a partir de ahora asumo es Rob Marshall– en la escena que abre la película: “el estilo es el nuevo orden.”
El personaje –y Marhsall, quien se toma esa declaración como estandarte para el resto de la película– remata esa afirmación cuando canta durante el número musical de marras que Guido Contini [y Fellini] captura la escencia del cine italiano: Fiats que recorren a toda velocidad las calles de Roma, hombres en trajes y lentes oscuros que fuman todo el día y mujeres con peinados altos sentadas en un café de Positano.
Sí, eso son Fellini y su cine para Rob Marshall, y he ahí la razón por la que Nine simplemente no funciona: un director impersonal dirigiendo la historia más personal de todas.
No sólo un director impersonal, es un director que toma como punto de partida un musical montado en un escenario, y lo transporta al cine sin sacarlo del escenario. Una película que se supone es una celebración del arte cinematográfico y sus creadores, pero que se encuentra irremediablemente confinada al teatro.
Para ser un supuesto creador desarrollado en las tablas de Broadway, Rob Marshall parece aterrado de la que ha sido la idea central del musical como género desde su génesis: que sus intérpretes irrumpan a cantar o bailar cuando la palabra hablada no basta para expresar lo que sienten. Para evitarlo, se ha inventado un recurso que funcionó con éxito en Chicago, pero que en el caso de la presente es una de las razones de su fracaso, que es que todos los números musicales tomen lugar en la imaginación de su protagonista, entrecortando entre el mundo real y el mundo musical imaginario.
En Chicago, un musical inspirado en el vaudeville, que todos sus números musicales tomaran lugar en un escenario de vaudeville y en la imaginación de una mujer que no veía la hora de subirse en un escenario y ser una estrella, era una idea genial y novedosa, pero queriendo extrapolar ese truco a un universo totalmente diferente, Marshall fracasa estrepitosamente. Evitando que el canto y el baile hablen por sí sólos, Marshall disfraza esos momentos con una edición excesiva y distrayente, sin dejar espacio ni tiempo a ninguno de estos dos mundos para desarrollarse correctamente. No hay una frase completa en este mundo musical imaginario que no sea interrumpida al menos dos veces con un regreso al real.
Todo lo anterior fuese peccata minuta [¡italiano!] si la esencia del personaje de Guido Contini/Anselimi, el corazón de esta historia, se hubiese respetado, pero no. De un sinvergüenza adorable, que como Mastroianni en 8½ camina por los pasillos dando brinquitos esquivando sus problemas, Guido Contini se transforma al servicio de Daniel Day Lewis en otra alma torturada, un tipo despreciable y sin atisbo de encanto, que en lugar de atraer a todas estas mujeres debería enviarlas huyendo aterradas.
El objetivo central debería ser presentar una visión de este hombre y la enorme carga emocional que pesa sobre sus hombros, cuya historia se basa en un llamado desesperado a todas sus musas para que lo visiten y lo inspiren en su peor momento de sequía creativa, pero esto sólo es una excusa para que [como en un proceso perfunctorio en el que se van tachando nombres de una lista] vayan apareciendo cada una de las mujeres de su vida –su esposa, su amante, su futura amante, su musa, su madre, su diseñadora de vestuario y una prostituta– y canten y bailen en su mente sin aportar nada. Este creo que es el primer musical en el que si se eliminara el 90% de sus números musicales, no cambiaría nada. Pocos de estos momentos sirven para avanzar la historia, todo lo contrario, terminan siendo una distracción.
En un momento, Guido hace a su diseñadora de vestuario interpretada por Judi Dench un comentario derogatorio sobre el Folies Bergère de París. A partir de ese simple comentario se monta todo un número musical que, aunque magistralmente interpretado por Dench, no aporta absolutamente nada a la historia.
Como si fuera poco que casi todos los números musicales se sientan ajenos a la historia, Marshall los presenta sin imaginación alguna en el mismo escenario una y otra vez. Los lemas de esta película se supone que son BE ITALIAN! CINEMA ITALIANO!, pero de Italia y de cine nada. Imaginen la infinidad de posibilidades de montaje para una canción llamada My Husband Makes Movies o Be Italian.Nine es una sucesión de oportunidades desperdiciadas.
La que sale mejor librada de todo es Marion Cotillard, una actríz que se crece con cada rol, con un rostro y unos ojos que saben contener las lágrimas con una elegancia y estoicismo de actríz de cine mudo. Como Luisa, la esposa resignada interpretada por Anouk Aimee en 8½, el de Cotillard es el único personaje que trasciende el ser un recorte de un catálogo de Victoria's Secret.
Las demás, incluyendo a una desperdiciada Sophia Loren, lo único italiano en este entuerto tan italiano como un pizza hawaiana, hacen lo que la historia exige de ellas, verse hermosas, seductoras, y pasar de largo y sin trascendencia al servicio de un director que no sabe lo que está haciendo.
Para ver verdaderas historias sobre lo que significa el bloqueo creativo y la lucha de un artista por balancear vida y trabajo, sólo hay que acercarse a dos homenajes a Fellini y a 8½ hechos con clase y altura por directores con visión de CINE: All That Jazz del propio Bob Fosse, yStardust Memories de Woody Allen.
Por mucho que se lo proponga, Rob Marshall NO es Bob Fosse y jamás lo será hasta que entienda que sin emoción como base, la impresión que causa una imagen perdura sólo hasta que aparece la siguiente.
*Si quieren escuchar la música de la película, vayan a este post que escribí hace unas semanas.